martes, 24 de septiembre de 2013

Por qué partidos e ideólogos, de todo signo y tendencia, rechazan la Democracia Participativa Gobedana

(Nota: Este blog debe ser entendido como el desarrollo y presentación de una idea, por ello, si es la primera vez que lee sobre Democracia Participativa Gobedana, le recomiendo comenzar por la primera página del blog y continuar desde allí)

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Parece lógico que los dirigentes de los partidos perciban cualquier forma de Democracia Participativa como una amenaza para su poder hegemónico, de la misma manera que, en otro tiempo, la nobleza no podía ver con simpatía la pretensión de la burguesía por participar en las decisiones políticas. Yo en su caso haría lo mismo. Y, aunque como he sugerido en otra entrada del blog, si los dirigentes de los partidos juegan bien sus cartas pueden lograr si no más poder, porque eso es imposible, si garantizar un puesto preeminente para su partido, en un futuro más democrático. Pero hasta que no visualicen esto, es normal que no quieran oír hablar de participación ciudadana.

Sin embargo resulta más difícil de explicar por qué los defensores de las ideologías sean las que sean, rechazan la Democracia participativa, entendiendo la participación como participación de los individuos, no de grupos organizados. Desde el liberalismo radical, hasta el comunismo, pasando por ecologistas y asamblearios, todos la rechazan… ¿por qué? La respuesta es simple; no son demócratas, al menos no son suficientemente demócratas. Pero aún así, pasando por alto este "pequeño" detalle, cabría pensar que puesto que la DPG abre puertas a la expansión de sus ideas ya que van a tener más oportunidades de hacer propuestas y de argumentar sobre ellas ante los votantes, que al menos de manera estratégica apoyaran el modelo participativo gobedano; pero no ha sido así, ni mucho menos, solo ha encontrado desconfianza y rechazo.
En un principio, no podía entender su cerrazón, hasta que empecé a interesarme por su propia visión del futuro. No fue difícil darme cuenta de que todos estos grupos ideológicos, más o menos puristas, comparten una idea común; “El gran colapso”. Piensan que la sociedad colapsará debido a que no siguen en puridad su ideología y, como justo castigo entraremos en una crisis irreversible y que cuando esto, inevitablemente se produzca, ellos, los puros, heredarán la tierra, jaja. Para los de izquierda, comunistas o asamblearios las masas durante la Gran Crisis terminará alzándose contra sus opresores y encumbrándoles a ellos como salvadores. Para los liberales, igualmente el colapso les dará la razón y la gente comprenderá el error de tener un Estado demasiado grande e intervencionista y abrazarán sus tesis. De hecho es algo que tienen tan claro que hablan abiertamente de ello y planean que hacer llegado el momento unos hablan de la Gran Huelga General y los otros han elaborado planes de acción concretos que les permite en cada escenario de crisis introducir más políticas liberales. De manera que solo tienen que esperar, y, de una manera pasivo agresiva, desear, que la sociedad fracase de manera estrepitosa, su deseo ni siquiera mal disimulado es; cuanto peor mejor. Y esa es la auténtica razón por la que rechazan la DPG, su implantación implicaría que su ideología siguiese compitiendo con las demás, cuando ya han visualizado un futuro perfecto en el que tendrán todo el reconocimiento y poder que ansían. Si le parece que exagero pregunte a uno de esos ideólogos o simples seguidores como será el futuro… indefectiblemente todo pasa por un colapso que les terminará dando la razón… y, necesariamente, el poder a los suyos.
Ya he comentado que las ideologías no son precisamente demócratas o dicho de otra manera, si sus adeptos tienen que elegir, en una situación concreta, terminan sacrificando la democracia en favor de la ideología.

Pero, no pretendo engañar a nadie, la DPG no solo es rechazada por los dirigentes de los partidos y por los puritanos ideológicos de cualquier ideología, también y, esto es muy frustrante, tampoco levanta ninguna simpatía ni entusiasmo entre los ciudadanos comunes y corrientes. La razón de esta indiferencia, cuando no rechazo, de la ciudadanía es algo que debe explicarse y, sin duda, lo haré... pero en otro momento. 


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