martes, 18 de octubre de 2011

Cómo elaborar "la carta del menú" de propuestas a votar


(Nota: Este blog debe ser entendido como el desarrollo y presentación de una idea, por ello, si es la primera vez que lee sobre Democracia Participativa Gobedana, le recomiendo comenzar por la primera página del blog y continuar desde allí)


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Sin dejar de considerar que el simple hecho de que los ciudadanos puedan intervenir en el Parlamento ya es de por sí una forma de control sobre las decisiones de los políticos (la espada de Damocles), no por ello podemos descuidar los mecanismos que harán posible la participación de cada ciudadano cuando así lo desee. Lo ideal es que parlamentarios reales y ciudadanos individuales, tuviesen acceso a la misma información, estuviesen en condiciones similares de hacer proposiciones de ley o de modificar las que otros propongan.

En este sentido, una de las dudas que una explicación demasiado resumida de la DRG despierta a las personas con más fino instinto democrático es la de quienes van a decidir sobre qué se va a discutir y votar en el Parlamento. Sospechan que aquel que tiene el poder de elegir sobre esto, quién elaborará la carta del menú, se reserva un poder enorme. Cierto, pero no tiene porque dejarse en manos de nadie en concreto, sino en manos de la propia Cámara como lo está ahora, si bien habría que hacer algunos ajustes para adaptarlo a la participación gobedana.
La elección de la lista sobre lo que se va a votar se puede tratar como una votación ordinaria más. Espero no perderle ni aburrirle con la explicación, voy a intentar no hacerlo. Como ha quedado dicho, los gobedanos podrán votar, tarde o temprano, todo lo que se vota en el Parlamento. Posiblemente, como sucede ahora, tengan la sensatez de dividir el año en periodos de sesiones; supongamos que lo hacen por trimestres. Al principio de cada trimestre de una lista de, pongamos 50 propuestas (el número solo sirve para el ejemplo) el ciudadano en la soledad de su cabina de votación (lo digo para que se ponga en situación) marca 10 propuestas; las que más le interesan. De modo que el resultado de la votación general en la Cámara (diputados reales más diputados virtuales) nos diría cuales son las 10 propuestas a votar durante el trimestre.
Pero el problema aún no se ha resuelto pues ahora cabe preguntarse sobre ¿quién ha elaborado la lista de las cincuenta “elegibles”? Seguramente en un futuro lo harán mucho mejor, pero estoy seguro que la solución que propongo, por el momento nos sirve. Imagínese que la propia Cámara o un organismo creado al efecto, mantuviese una página web en la que cualquier persona con derecho a voto y toda persona jurídica, a través de sus representantes legales, podrían colgar propuestas de ley, reformas o lo que sea. Con algún filtrado mínimo, por supuesto. Y también por supuesto, y esta sería una función de los políticos o los funcionarios, habría que reunir y, a veces, refundir previa negociación con los interesados muchas de ellas por ser similares. Así se elaboraría un listado de cientos de peticiones perfectamente accesibles por materias, fechas y cualquier otro sistema de búsqueda. También cada propuesta podría acompañarse con los partidos, instituciones o personas relevantes que la avalan. Pues bien, dentro de esa página sin necesidad de ir a la urna (con algún sistema de identificación del usuario y una clave, aunque igualmente se podría votar en la urna) cada ciudadano (con antelación suficiente) podría hacer una primera selección de 50 propuestas qué sometidas a recuento nos darían la lista de 50 propuestas de donde sacar las 10 que finalmente se votarían durante el trimestre en la Cámara.
Llegado a este punto me gustaría dar mi opinión personal. Pienso que sería bueno que a los parlamentarios reales, que se supone estarían más pegados al terreno que el gobedano medio, se les permitiese elaborar otra lista con otras diez propuestas distintas, para que asuntos de tipo funcional y administrativo, y que los gobedanos posiblemente no valorasen suficientemente, llegasen también a la Cámara para ser votadas.
En resumen, la mitad de las propuestas las elegirían los políticos y la otra mitad los gobedanos, por el procedimiento que he descrito. Ciertamente la mitad es una proporción arbitraria por la que podrían comenzar y dado que todas las decisiones se toman en la Cámara incluidas las que tienen que ver con su funcionamiento interno, con el tiempo, ciudadanos y parlamentarios irían ajustando cuál es la proporción adecuada a las necesidades de la sociedad, sin dogmatismos ni maximalismos... esperemos que sea así.


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