miércoles, 21 de agosto de 2013

Las Constituciones en las Democracias Participativas Gobedanas

 (Nota: Este blog debe ser entendido como el desarrollo y presentación de una idea, por ello, si es la primera vez que lee sobre Democracia Participativa Gobedana, le recomiendo comenzar por la primerapágina y continuar desde allí)

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Desde el punto de vista de un gobedano las constituciones mueven a risa. Tienen una puesta en escena que recuerda la entrega de las tablas de la ley por Dios. ¿En virtud de qué? unas personas, normalmente ya fallecidas, redactaron un conjunto de reglas, movidos por no se sabe que problemas concretos de una época que ya nadie recuerda, pretendiendo poner límites y dar pautas sobre cómo deben gobernarse otras personas en un futuro. Un futuro que naturalmente no pueden conocer... hay que ser soberbios y vanidosos. Para ello, en su locura, llegaron a prever incluso,  la existencia de un "Tribunal Constitucional"  compuesto por una especie de sacerdotes que interpretan las sagradas reglas que escribieron aquellos iluminados y, por supuesto y es lo que convierte a las constituciones en aberrantes para un gobedano, de un sistema muy arduo y costoso para evitar variar su contenido en las partes que esos "padres de la patria" consideraron fundamentales... realmente es cómico. Curiosamente sucede que las constituciones se supone que se redactan entre otras cosas para dar un "marco estable" para la convivencia, unas reglas de juego básicas,  pero al foco tiempo son un foco de tensión ya que carece de la elasticidad de adaptarse a las necesidades cambiante de la sociedad. Resulta grotesco como tienen que retorcerse su interpretación para que la convivencia siga siendo posible sin ofender su espíritu sagrado.  En el fondo tener una constitución por la que regirse termina dando los mismos problemas que gobernarse siguiendo un libro sagrado como la Torah o el Corán, cosa que por cierto hacen o intentan hacer en algunos países. Ciertamente se garantiza un orden estable pero inamovible y muerto, incapaz de manejar el mínimo cambio tecnológico o científico, ni sus consecuencias en el modo de producción,  la moda o lo que sea. 
Pero no todas las constituciones son iguales y en este sentido las hay mejores y peores; eso tiene mucho que ver con lo pretenciosos que fueron sus redactores. Así podemos distinguir entre constituciones "capa" y constituciones "traje". Las capas son sin duda las menos perniciosas, se trata de documentos cortos apenas unas cuartillas donde se declaran principios más o menos genéricos y que se resumen diciendo "Somos una unidad de supervivencia". Son constituciones tan abiertas, que al igual que una capa, permiten a la sociedad crecer, engordar y adelgazar y la capa les sigue valiendo. Por el contrario las constituciones traje están hechas a medida, son prolijas y detalladas, prácticamente regulan toda la vida pública, y no solo eso, hasta le dicen al ciudadano como debe pensar y sentir o cuales deben ser sus prioridades en la vida. Con suerte, estas constituciones al principio le sientan a la sociedad como un guante, pero a los pocos años asfixian a la sociedad porque no la dejan adaptarse a los cambios.
Ciertamente, desde el punto de vista de la Democracia Representativa, las constituciones no son una aberración, de lo contrario no existirían. Históricamente tienen su origen en los antiguos contratos entre el rey y los habitantes de un territorio, etnia o las ciudades en las que el rey, a cambio normalmente de su reconocimiento como súbditos, pagar  impuestos  y levas, se comprometía a defender y permitirles cierta autonomía de gobierno. Con la independencia americana las constituciones se ponen de moda, en este tipo de documentos los ciudadanos, dándose el doble papel de ciudadanos y reyes, se dan a si mismos una serie de obligaciones y derechos. Las constituciones se han hecho tan populares que se ha generalizado la  falacia de que no pude existir un país democrático sin tener su constitución, pero lo cierto es que no es necesario, los británicos no la tienen, por ejemplo. Algunos incluso creen que la organización democrática del país se la debemos a que se escribió una constitución y no al revés, lo que realmente es cómico, pero disculpable ya que todo lo que tiene que ver con la constitución está muy mistificado y muy promocionada entre la gente desde la enseñanza primaria.
Hay que reconocer que las constituciones dotan de inercia a la sociedad, como las religiones por cierto, es decir, que en una situación de mucha excitación y convulsión, evitan que se tomen decisiones precipitadas, o que un gobierno se extralimite en sus atribuciones y decisiones. Pero los gobedanos se sentirían muy incómodos si unas personas  ya muertas, desde sus tumbas, les ordenasen como deben gobernarse, o mejor dicho, les ordenasen, no cambiar las leyes por las que pueden gobernarse. Es de prever que, en un hipotético futuro gobedano, de haber una constitución sería una constitución tipo capa o en todo caso que si se mantuviese una constitución tipo traje no habría complejos sistemas para ser modificada en cualquiera de sus puntos y, en ningún caso, se mantendría un Tribunal Constitucional que dijese que puede o no ser cambiado ni qué está o no de acuerdo con el "espíritu" de la constitución... En una Democracia representativa Gobedana sería el voto ciudadano, junto con el voto de los representantes en el Parlamento, el que determinaría si una ley debe o no seguir adelante y no un grupo de magistrados quien lo decidiese bajo ninguna circunstancia.

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